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lunes, 20 de febrero de 2012

Los dragones sí existen


Se trata de un mito mucho más real de lo que parece. Estos son los gigantescos y peligrosos animales que alimentaron la leyenda


Los dragones sí existen
XL Semanal
Los dragones son mucho más que una leyenda

Acaba de comenzar el Año del Dragón según el calendario chino, un mito mucho más real de lo que parece. Aunque solo los dragones de Komodo conservan su nombre, varios animales alimentaron la leyenda. Y, lamentablemente, cada vez sobreviven menos de ellos. XL Semanal los describe esta semana.
Aquella noche íbamos a internarnos en territorio de dragones. Me encontraba en la orilla del río Adelaide, en el norte de Australia, y los sonidos relajantes del agua no podían vencer el nerviosismo creciente de todo el equipo de rodaje. Stuart G. Baker, un experto en cocodrilos de la ciudad de Darwin, venía con nosotros en condición de guía. Subimos con Stuart en la barca con la que nos llevaría Adelaide arriba en busca de los mayores reptiles de la tierra. A ambos lados del río había carteles que avisaban del peligro de acercarte a aquellas aguas. Bajo la luz de nuestra antorcha pudimos leer: «Beware of man-eating crocodiles». Stuart bajó el motor fueraborda y, antes de arrancar, nos miró con expresión de cierta perplejidad. «Me preocupa la lancha. Es un poco pequeña». En un principio no entendíamos a qué se refería. Nuestra embarcación mediría algo más de 4 metros. Entonces, Stuart enfocó con su linterna a una lancha de la orilla. Semiinundada y encallada en las orillas fangosas como un convincente aviso, vimos una pequeña embarcación a la que le faltaba buena parte de la popa. Los agujeros y desgarros que mostraba la tapa del motor fueraborda hacían que en nuestras mentes se representara una escena de pesadilla.
Dos horas después navegábamos corriente arriba por el Adelaide cuando Stuart paró la lancha en seco, nos quitó la antorcha y apuntó asustado a la oscuridad. No veíamos nada, solo la orilla y un tronco enorme semisumergido en aguas someras. Entonces, el tronco cobró vida lentamente. Del agua emergió una cabeza como no habíamos podido imaginar. En el extremo del tronco apareció una cola poderosa rematada por escamas puntiagudas que recordaban los dientes de una bestia. Inevitablemente pensé en los primeros colonos que llegaron a estas tierras. ¿Qué pensamientos pasarían por la cabeza de aquellos marineros de finales del siglo XVIII al internarse por oscuros ríos como este y encontrarse de pronto con un reptil de 8 metros, cuyas fauces surgieran de improviso del agua destrozando sus rudimentarias embarcaciones y arrastrando a algún compañero al fondo negro de las aguas? Y como respuesta, una única palabra: dragones.
Los dragones imaginarios que aparecen en todas las culturas como representación alegórica de poderes, defectos y virtudes tienen orígenes en animales reales que viven o han vivido alguna vez. Probablemente, en los lejanos inicios de la leyenda fueron las serpientes venenosas las principales responsables. Aquellos animales alargados y menudos eran capaces de inyectar un ‘fuego’ mortal si te mordían. Pero para dar una idea más temible de animales que podían matarte de un solo mordisco las serpientes se quedaban pequeñas, así que buscamos unos animales con aspecto más fiero y peligroso. Y el dragón empezó a adquirir rasgos de algunos de los reptiles más grandes de la Tierra: los cocodrilos y los varanos.
Cuando se descubrieron los primeros fósiles de salamandras gigantes, de cocodrilos prehistóricos de más de 15 metros y de enormes dinosaurios, la ciencia daba sus primeros pasos y aún se creía a pies juntillas en la creación bíblica. Como consecuencia se creyó que aquellos eran huesos de dragones extinguidos en el Diluvio Universal. Y, sin embargo, los dragones –o, para ser precisos, los animales reales que les dieron forma– seguían vivos.
Los dragones legendarios se basaron principalmente en dos poderosos grupos de reptiles: los cocodrilos y los varanos. Hoy, todavía podemos encontrar a los mayores representantes de ambos grupos. Por un lado están los cocodrilos marinos, con los que comenzábamos esta historia. Aunque se habla de cocodrilos de hasta 11 metros, el mayor cocodrilo marino que la ciencia ha llegado a medir rondaba los 8 metros de longitud. Si decimos ‘cocodrilo’ desmitificamos la imagen del dragón. Pero cuando realmente te pones delante de un reptil del tamaño de un autobús, con más de mil kilos de peso, armado con una boca descomunal y con merecida fama de devorador de hombres, la imagen del dragón se vuelve más veraz.

 
Fuente:   ABC

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